El camino no elegido – Robert Frost

Esta tarde me fui a dar un paseo por el bosque buscando un poco de tranquilidad, un viento fuerte y frío mecía violentamente las copas de los árboles provocando un sonido atronador. Más que relajarme, me estaba perturbando. Parecía como si millones de abejas furiosas se hubieran juntado en un gigantesco enjambre y el zumbido de sus alas provocara una ensordecedora sinfonía disonante. Decidí huir de ese lugar e internarme en lo profundo de la floresta, donde el viento no pudiera barrer con sus impetuosos ataques la espesura y donde poder encontrar un poco de serenidad… y así caminado llegué a una zona desconocida, donde encontré una bifurcación en el camino y dudando por cual seguir, me vino a la mente este famoso poema de Robert Frost.

El camino no elegido

Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
y triste por no poder caminar por ambos
y por ser un viajero solitario, un largo rato estuve
mirando uno de ellos tan lejos como pude,
hasta donde se perdía en la espesura;

Así que elegí el otro de manera imparcial,
posiblemente la elección más adecuada
pues estaba cubierto de hierba y pedía ser usado;
Aunque en cuanto a eso, el pasar allí
los había desgastado a los dos casi por igual.

A ambos los cubría esa mañana
una capa de hojas que nadie había pisado.
¡dejaré el primero mejor para otro día!
Aunque tal y como son las cosas en la vida,
dudé si alguna vez volvería a aquel lugar.

Seguramente esto lo diré suspirando
en algún momento dentro de muchos años
dos caminos se bifurcaban en un bosque, y yo…
yo elegí el menos transitado,
Y eso marcó toda la diferencia.

– Robert Frost.

The Road Not Taken” incluido en “Mountain Interval”, 1916.

Bonito poema ¿verdad?. A mí me pasó un poco lo que a Frost, me quedé pensando qué camino seguir, pero al contrario que él, yo no me aventuré por ninguno, ya sé que quedaría mejor decir que me lancé por el menos transitado o por el otro, pero estaba anocheciendo y al final decidí darme la vuelta.

Mientras el sol declinaba y las sombras se iban alargando, me senté en una piedra a la vera del camino y me puse a pensar en el poema, divagué mucho sobre su significado y llegué a la conclusión de que el poeta quizá quiso expresar que a veces en la vida nos encontramos en encrucijadas y no sabemos qué camino tomar y, a veces no hay razón aparente para tomar un camino u otro, pero creemos que nuestra decisión tendrá consecuencias duraderas. En este caso Frost decide elegir al azar el que toma, porque no hay diferencias obvias entre ellos. En el poema se sugiere que el camino que toma es el menos transitado, pero no tiene forma de saber si el camino que no elige es más o menos transitado que el que elige, porque desconoce ambos. Más tarde la posibilidad de que pudiera volver sobre sus pasos para probar el otro camino se descarta, por la observación de que estaría tan influenciado por sus experiencias en el primer camino que ya no sería la misma persona que fue cuando tuvo la oportunidad de elegir el otro. Menudo trabalenguas me ha salido.

Pero por otra parte el poema es engañoso, al menos así lo consideraba el propio Frost. Se detecta cierto aire de ironía flotando entre lineas y quizá no tenga nada que ver con la romántica idea de “seguir tu propio camino”, si no que irónicamente se refiere a esas personas que elijan el camino que elijan, siempre se están lamentando de la opción no elegida. Al parecer, este poema fue inspirado por un amigo de Frost: el malogrado poeta Edward Thomas, que por lo que parece era de ese tipo de personas.

Cuando me quise dar cuenta, el bosque estaba en penumbra y me era difícil distinguir incluso el camino por el que yo había venido, me costó un rato volver a la senda conocida que me llevó a casa. Llegué cansado y aterido por el frío, pero contento por haber descubierto un lugar nuevo con dos caminos que quizá recorra un día…

¿Qué pensáis vosotros y vosotras?. Me gustaría conocer vuestra interpretación del poema. También os dejo la versión original que es más bella que mi triste “traducción”.

The Road Not Taken

Two roads diverged in a yellow wood,
And sorry I could not travel both
And be one traveler, long I stood
And looked down one as far as I could
To where it bent in the undergrowth;

Then took the other, as just as fair,
And having perhaps the better claim,
Because it was grassy and wanted wear;
Though as for that the passing there
Had worn them really about the same,

And both that morning equally lay
In leaves no step had trodden black.
Oh, I kept the first for another day!
Yet knowing how way leads on to way,
I doubted if I should ever come back.

I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
Two roads diverged in a wood, and I—
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference.