La tormenta de nieve

“Winter Troika” Nikolai Sverchkov (1888)

A derecha e izquierda todo es blancura, espejismos. En vano busca el ojo un objeto nuevo: no se ve nada, ni un poste, ni un almiar, ni una valla. Todo es blanco alrededor, blanco y movedizo: a veces el horizonte parece hallarse inconmensurablemente lejos; pero otras, da la impresión de haberse comprimido y estar ciñéndonos a dos pasos de distancia […] Si miras hacia arriba, la primera impresión es de claridad, te parece que a través de la niebla puedes ver las estrellas; pero las estrellas escapan a tu vista y se elevan cada vez más y más, y sólo ves la nieve que se derrama sobre tu rostro; el cielo es en todos lados igualmente claro, igualmente blanco, incoloro, uniforme; en perpetuo movimiento”.


En enero de 1854 Lev Tolstói estuvo perdido toda una noche en una tormenta de nieve a 100 km de Cherkassk, en el territorio de los Cosacos del Don, la experiencia debió de impresionarle tanto, que dos años después decidió escribir este relato contando lo acontecido en aquella aciaga noche.

La tormenta de nieve, es una de la primeras obras de este autor ruso, apareció publicada en el magazine Sovremennik en 1856 y aunque aún no es el Tolstói que escribiría obras maestras como Guerra y paz, Anna Karenina o La muerte de Ivan Ilich, en este relato ya se empiezan a vislumbrar un poco sus inquietudes existenciales y la calidad literaria que le afianzaría poco tiempo después en el Olimpo de los grandes escritores

El argumento del relato es bastante simple: El narrador de la historia, decide emprender un viaje nocturno desde la aldea en la que se encuentra a pesar del mal tiempo, viajará en una troika o trineo tirado por caballos junto con su criado y el cochero, poco tiempo después estallará la tormenta, cuya intensidad acabará por borrar totalmente el camino, haciendo que se pierdan en la inmensidad de la estepa nevada, durante su vagar nocturno, se encontrarán con otras troikas y convoyes a los que seguirán en un intento de encontrar el camino y llegar a la siguiente stanitsa, pero no será fácil. El narrador debido al cansancio, al frío y a la monotonía del paisaje, se sumerge en un estado de somnolencia en el que tiene sueños bastante extraños y simbólicos. 


Tuve que leer dos veces el relato para darme cuenta de que el principal protagonista de esta historia es la tormenta, lo impregna absolutamente todo y las descripciones de Tolstói, siempre certeras e incluso me atrevería a decir que sinestésicas, hacen que te introduzcas totalmente en esa ventisca, sintiendo el frío, el viento, los escalofríos, la cegadora nieve golpeando el rostro, los síntomas de congelación y sobre todo el desconcierto de no saber si al final, uno podrá encontrar el camino en un paisaje tan monótono como inmenso. 

La tormenta es protagonista del relato hasta tal punto que se podría decir que realmente no hay argumento, sólo una oda al poderío de la naturaleza, tanto es así, que todos los personajes en este relato son irrelevantes, narrador incluido, pues sólo son el medio para poder expresar la magnificencia y la brutalidad de una naturaleza desbocada, para la que los humanos somos totalmente insignificantes.

Hay un punto de contraste en la historia, cuando el narrador tiene esos extraños sueños, en los que se pasea por los campos de su hacienda en un soleado y caluroso día de verano, toda una antítesis con la situación que está viviendo en la realidad a punto de congelarse, creo que esto puede desconcertar a algunos lectores, pero lo cierto es que la simbología del sueño junto con el contrapunto que crea es muy interesante.


Tal y como dije al principio, este no es el Tolstoi de Guerra y Paz o Anna Karenina, todavía no es dueño de todos su recursos, es un relato primerizo pero de gran calidad, que os animo a leer, aunque sólo sea por pasar un poco de frío vagando por una estepa infinita y helada.