Las fases de la luna – Tres pinturas de Paul Delvaux

A Paul Delvaux normalmente se le suele enmarcar dentro del surrealismo, aunque él nunca se consideró un surrealista per se. Lo cierto es que su pinturas tienen un aire surreal, pero también onírico, como si se tratase de imágenes congeladas o instantáneas tomadas durante un sueño. Esto es precisamente lo que me atrae de su arte. Sus escenas, normalmente nocturnas parecen representar personajes en actitudes oníricas, es más, incluso en una suerte de metaficcion, parecen representar los sueños de los propios personajes del cuadro. Además de transmitir ese silencio inquietante tan característico de las obras de Giorgio de Chirico. Pensaréis que todo esto es representativo del surrealismo, pero Delvaux tiene algo que lo diferencia del resto.

Otto Lidenbrock por Édouard Riou, 1864.

La serie de pinturas que os presento hoy se titula Las fases de la luna y son tres escenas independientes entre sí, pero que están conectadas por dos elementos: la Luna y un personaje que se repite. En un principio pensé que ese personaje era el propio autor, pero también tenía la sensación de que lo había visto anteriormente en otra parte. Hasta que hace unos días caí en la cuenta de que lo había visto en una vieja edición de Viaje al centro de la tierra de Jules Verne que tengo en casa. Se trata del profesor Otto Lidenbrock, uno de los protagonistas de la novela. Al parecer Delvaux estaba muy influenciado desde niño por las obras de Verne y quiso rendir homenaje de esta manera al gran escritor francés. Y es aquí donde encontramos el principal elemento diferenciador de Delvaux con otros surrealistas: en sus pinturas no solo hay una transferencia de su inconsciente y de sus mundos oníricos al lienzo, sino también una deliberada representación de sus recuerdos de infancia y adolescencia. Delvaux lo mezcla todo para crear algo totalmente original. La irrealidad que permea sus obras, unido a su estilo tan particular, pero influido entre otros por Magritte, De Chirico y Mesens, convierte su arte en algo muy atractivo para la vista y la especulación.

Las fases de la luna I (1939)

La primera pintura de la serie es quizá la más atípica de las tres, ya que se trata de una escena diurna, algo poco habitual en Delvaux. Lo cierto es que es extraña, puesto que el cielo nocturno donde resalta una luna creciente, está en contraste con la luminosidad solar, las sombras de los personajes y objetos delatan que la escena tiene que estar sucediendo cerca del mediodía. Esta paradoja me recuerda a El imperio de las luces de Magritte. El profesor Lidenbrock aparece en primer plano analizando una roca. A su lado aparece otro personaje que parece totalmente ausente, como si estuviera muerto o dormido dentro del sueño. Incluso a pesar de estar de frente, su mirada no esta dirigida al observador del cuadro, parece estar perdida mas allá. En la parte derecha encontramos a una mujer sentada y desnuda, cuyos senos están cubiertos con un lazo de regalo y que parece estar posando para alguien. Al fondo del jardín podemos ver al propio autor guiando (a lo flautista de Hamelin) a un grupo de mujeres desnudas (los desnudos femeninos son otra constante de su obra). En el centro de la imagen hay un caja de madera con una roca y unas cuantas más esparcidas cerca. ¿rocas lunares quizá?. Es una escena realmente extraña.

Las fases de la luna II (1941)

Les phases de la lune II, 1941. Colección privada.

En la segunda pintura de la serie, la acción transcurre en lo que parece ser un laboratorio o almacén lleno de rocas, calaveras y frascos. La escena es nocturna y al fondo podemos ver una luna casi llena sobre un paisaje que a mi se me antoja lunar. Como si la escena se hubiera trasladado a la Luna, o esa puerta fuera un portal hasta allí. Volvemos a encontrarnos a Lidenbrock analizando algo, a su lado hay otro personaje con sombrero que gesticula y parece interactuar con él o quizá no, puesto que no lo esta mirando, dando incluso la sensación de que pertenecen a planos distintos. Hay una mujer semi desnuda que parece ajena a todo, al igual que son ajenos a ella un trío de personajes conversando al fondo, que curiosamente parecen ser Lidenbrock y el personaje del sombrero. Como si se hubieran desdoblado (o triplicado en el caso del hombre del sombrero) o en esa escena se hubieran solapado varios planos dimensionales. Quizá sea la pintura más irreal de las tres.

Las fases de la luna III (1942)

Les phases de la lune III, 1942. Boijmans Van Beuningen Museum.

La tercera de la serie es una escena urbana y nocturna. Una vez más encontramos al sempiterno Lidenbrock observando una roca, junto a otro personaje que esta vez si parece interactuar con él, o al menos observa la misma roca detenidamente. A la derecha encontramos a una mujer sosteniendo una lámpara de bujía y saliendo por la puerta de una especie de torre. Esta mujer me recuerda a la que salía en la primera pintura con un lazo cubriendo sus senos. Se intuye un planetario o una esfera armillar en el piso superior y en su fachada encontramos un reloj solar. En la izquierda aparece el propio Delvaux de espaldas con un libro bajo el brazo, encaminándose hacia unas escaleras por las que suben y bajan varios hombres y mujeres vestidos elegantemente y que parecen sonámbulos. En lo alto parece haber un observatorio astronómico. Al fondo encontramos un paisaje yermo y sembrado de rocas, con un sendero que lleva hasta un tren (Delvaux estaba obsesionado con los trenes). Toda esta escena sucede bajo un cielo dominado por una luna en cuarto creciente que irradia gran luminosidad y proyecta sombras muy nítidas y marcadas, esto a mi parecer es, al igual que en la primera pintura, una anomalía, puesto que es algo que sólo ocurriría con la luz de la luna llena. Por otra parte es la única pintura de la serie en la que todo el mundo aparece vestido. 

A pesar de que se repiten personajes y objetos en las tres pinturas, la Luna es la verdadera protagonista de la serie. Su simbolismo es amplio: Normalmente representa el poder femenino y a la diosa madre. Aunque también tiene otros significados como el lado oscuro e invisible de la naturaleza, lo irracional y por ello está asociada a la fantasía y a la imaginación. También representa la resurrección y el renacimiento. Es la mediadora entre el cielo y la tierra, ya que influye en las mareas, las estaciones y los cultivos. También influye en los ciclos del sueño de los humanos, así que podemos decir que su presencia en el reino onírico es muy importante. En el pasado se la vinculó con diosas como Selene, Artemisa, Hécate, Astarté, Rhiannon, Arianrhod, Epona, Luna o Metztli.


Sinceramente, creo que la interpretación de las pinturas ha sido bastante pobre pero… ¿cómo interpretar el sueño de otro? Si pudiéramos meternos en el mundo onírico de otra persona y ver o experimentar de primera mano sus sueños, ¿entenderíamos algo? Aunque la interpretación de los sueños es un arte que se lleva practicando milenios y es una parte importante del psicoanálisis, creo que es muy difícil interpretar un sueño de manera infalible. De todas maneras creo que un psicoanalista se lo pasaría en grande descifrando todos los símbolos que pueblan estas pinturas.

Los sueños son algo muy personal e intransferible y aunque haya sueños, símbolos o arquetipos universales, es harto complicado descifrar ese mundo (Jung decía que eran manifestaciones del inconsciente). Si además en el caso de Delvaux añadimos que no solo representa sus sueños en la pinturas, sino que además incluye sus recuerdos, gustos y obsesiones, pues nos encontramos con que es casi imposible entender plenamente su arte. Solo él puede darnos la clave. Aunque he de decir que probablemente sea el pintor que mejor ha sabido plasmar lo absurdo y simbólico de los sueños en un lienzo y esto hace, a mi entender, que su arte no se preste tan bien a la interpretación, como las obras de otros surrealistas.

Aún así, mi enfoque parte de la base de que estas pinturas son representaciones oníricas. Puede haber múltiples enfoques, así que estaré encantado de conocer los vuestros y por supuesto, vuestras interpretaciones.