Edward Burne-Jones fue un pintor de la Hermandad Prerrafaelita. Nacido en 1833 en Birmingham, ya desde muy joven demostró una gran pasión por el arte. En 1853 ingresa en el Exeter College de Oxford, donde se hace amigo inseparable del poeta William Morris, juntos se apasionaron por la historia y la literatura medieval, al mismo tiempo que denostaban la imparable revolución industrial, que a sus ojos estaba acabando con las tradiciones y la belleza del arte. Un año después conoce a los prerrafaelitas y queda prendado por el arte de Dante Gabriel Rossetti, que le anima a dejar sus estudios y dedicarse a la pintura.
Éste fue el punto de inflexión en la vida de Burne-Jones. Gracias a los consejos y a la ayuda de Rossetti y sobre todo a su gran talento, poco a poco comienza a hacerse un nombre en la escena. La poesía, las leyendas medievales, los temas religiosos y la mitología grecorromana, constituirán gran parte de su producción artística. Y entre todos esos temas mitológicos, hoy os quiero presentar una serie de pinturas que realizó sobre el mito de Perseo.
El mito de Perseo.
Perseo fue un semidiós, hijo de Zeus y de Dánae. Creció en la isla de Serifos junto a su madre. En la isla gobernaba el rey Polidectes, que se enamoró de Dánae y pensando que Perseo iba a ser un estorbo, urdió un plan para desembarazarse de él. Hizo creer a todo el mundo que estaba enamorado de otra princesa y pidió a todos los habitantes de la isla que le entregaran un caballo como presente para conquistarla. Perseo le dijo al rey que no tenía caballos ni oro para comprarlos, pero que si dejaba en paz a su madre, le regalaría lo que quisiera, incluso la cabeza de Medusa, la gorgona que convertía en piedra a todo aquel que la miraba. Así que se lo puso en bandeja a Polidectes, que obviamente le pidió la cabeza de Medusa y al joven no le quedó otra que cumplir su promesa.

Perseo se pone en camino.
Con la ayuda de Atenea y Hermes, se pone a buscar a las hijas de Forcis: las Grayas, hermanas de las Gorgonas. Las Grayas eran tres ancianas decrépitas que tenían un solo diente y un solo ojo para las tres, y que se los iban pasando entre ellas. Perseo les arrebató el ojo y a cambio de devolvérselo, les obligó a confesar donde vivían las Náyades, sus otras hermanas (aquí por lo que parece todo dios estaba emparentado). Las Grayas accedieron, pero al final Perseo no cumplió su promesa y arrojó el ojo al lago Tritonis.

Perseo se arma hasta los dientes.
Estas Náyades que moraban en la laguna Estigia, le ofrecieron unas sandalias aladas, un Kibisis o bolsa mágica, donde podía guardar la cabeza de Medusa sin peligro y el casco de Hades, que volvía invisible a todo aquel que lo llevara puesto. Además, Atenea le entregó un escudo-espejo y Hermes una hoz con hoja de diamante para decapitar a Medusa. Armado hasta los dientes, nuestro protagonista fue a la caza de la gorgona.

La caza de Medusa.
Perseo viaja hasta el País de los Hiperbóreos y se introduce en la guarida de las Gorgonas, mientras éstas duermen entre formas erosionadas de humanos y animales salvajes petrificados. Guiado por Atenea y gracias al escudo-espejo, pudo ver reflejada a Medusa sin convertirse en piedra y la decapitó de un solo tajo. De su cuello ensangrentado nacieron Pegaso y el guerrero Crisaor.

Las dos Gorgonas restantes e inmortales: Esteno y Euríale, intentan cazar a Perseo para vengar la muerte de su hermana. Pero éste se pone el casco de Hades y consigue escapar gracias a su invisibilidad.


Perseo en los dominios de Atlas.
Una vez que escapa de la morada de las Gorgonas; Perseo vuela hasta los dominios de Atlas y le pide hospitalidad, pero el titán recordando una profecía que le había hecho un oráculo, vaticinándole que un día llegaría un hijo de Zeus a robarle las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, se niega y le expulsa de malas maneras. Perseo no se lo toma muy bien y lo convierte en piedra usando la cabeza de Medusa.

Perseo y Andrómeda.
Nuestro héroe llega a Filistia y allí se encuentra a Andrómeda encadenada a una roca, y como suele pasar en estas historias, ambos se enamoran ipso facto. Pero como también suele suceder en estas historias, la cosa estaba jodida, pintaba a amor imposible. Andrómeda estaba encadenada porque iba a ser ofrecida en sacrificio a Ceto. Una bestia marina que había sido enviada por Poseidón para destruir el reino, ya que Casiopea (la madre de Andrómeda), había tenido la osadía de afirmar que su hija y ella eran más bellas que las Nereidas. Gran error, en temas de egocentrismo y vanidad, los dioses griegos no admitían competencia.

Pero nuestro protagonista no se da por vencido, así que urde un plan, cuando Ceto aparece para devorar a su víctima, Perseo lo mata con su espada y libera a su amada. Más tarde, en el banquete de bodas, se presenta de improviso Agenor; el prometido de Andrómeda y la cosa se pone fea. Perseo en vista de que de esa igual no sale airoso, puesto que Agenor ha acudido con un pequeño ejército de esbirros, decide que lo mejor es sacar otra vez la cabeza de Medusa a pasear y convierte a todo dios en piedra.


El retorno a casa.
Los dos enamorados deciden volver a Serifos, donde Perseo se entera de que su madre ha huido a refugiarse en un templo para escapar del acoso de Polidectes. Perseo decide tomar cartas en el asunto y se presenta en la corte del rey para darle su “regalo”. Como le había cogido gusto a lo de convertir en piedra a la gente, saca la cabeza una vez más y petrifica a todo el mundo, rey incluido. Después devuelve la sandalias y el casco a Hermes y regala la cabeza de Medusa a Atenea, que la coloca en su escudo.
Y hasta aquí el mito de Perseo (he obviado el final, cuando mata a su abuelo sin querer y acaba convirtiéndose en rey de Tirinto y Micenas), hay unas cuantas variantes y he cogido un poco de cada una. Tampoco he profundizado mucho en la vida del pintor, esto me lo guardo para un futuro artículo, ya que hay mucho de lo que hablar. Espero que hayáis disfrutado con esta entretenida historia, acompañada de estas maravillosas pinturas que creo, la ilustran de manera sublime.
Ya sabéis, espero vuestros comentarios. Siento curiosidad por saber cuáles son vuestros mitos favoritos o qué opináis de los pintores prerrafaelitas como Burne-Jones. Un saludo.