“Me gusta una buena historia bien contada. Por esa razón, a veces me veo obligado a contarlas yo mismo”.
La cita de arriba puede parecer una afirmación muy pretenciosa, pero desde luego puedo confirmar que Mark Twain sabía contar buenas historias y lo hacía con ese estilo suyo tan característico, lleno de ironía y situaciones hilarantes y esto es precisamente lo que me he encontrado en esta antología de cuentos que os presento hoy.
Mark Twain todo un trotamundos.
Mark Twain, cuyo verdadero nombre era Samuel Langhorne Clemens, fue todo un personaje, que antes de escritor, fue aprendiz de tipógrafo, buscador de oro, periodista y piloto navegante en el río Mississippi, el seudónimo de Mark Twain viene precisamente de esa época de piloto fluvial y significa “marca dos”, el calado mínimo para poder navegar de manera segura (3´6 metros).
Hombre de carácter divertido y espontáneo, fue un hombre de la frontera, acostumbrado a la vida en esas regiones en constante cambio y movimiento. Fue un viajero incansable y autor de varías guías de viaje como Guía para viajeros inocentes, Pasando fatigas, Un vagabundo en el extranjero y de novelas tan conocidas como Las aventuras de Tom Sawyer, Las aventuras de Huckleberry Flynn o Un yankee en la corte del rey Arturo.
Su faceta cuentística sin embargo, es más desconocida para el gran público y es una pena, puesto que cuenta con piezas de una gran calidad. Escritor poco convencional, Twain siempre estaba dispuesto a contar una buena historia, incluso en sus guías de viaje o ensayos de no ficción, alterna hechos reales con historias totalmente ficticias y probablemente lo hiciera porque se le ocurría la historia en ese momento y consideraba que valía la pena contarla, quizá también por ese carácter tan anárquico y espontáneo suyo, que se reflejaba en todos los aspectos de su vida, incluida su faceta de escritor y si no, sólo hay que echar un vistazo a su autobiografía, desordenada, caótica y llena de saltos en el tiempo.
Genio polifacético.
Antes de reseñar el libro, os contaré un par de curiosidades, Twain nació en 1835 durante el paso del cometa Halley y murió 74 años después con el retorno del cometa en 1910, tal y como el mismo vaticinó muchas veces.
Su curiosidad le convirtió en un gran aficionado a la ciencia y a la tecnología, patentó tres inventos: un álbum autoadhesivo para fotos, un juego para potenciar la memoria y los ganchos del cierre de los sujetadores.
Aunque no se pude decir lo mismo de su visión financiera, ya que acabó en bancarrota varias veces, una de ellas por invertir casi toda su fortuna en el invento de una máquina compositora que terminó siendo un fiasco.
También tuvo una muy buena amistad con Nikola Tesla, ese gran genio olvidado.
Todo un experto en las distancias cortas.
Cuentos selectos cuenta con 24 narraciones, todas de muy buena calidad, en las que abunda el tono humorístico y la sátira, lo que convierte a esta antología en una lectura muy divertida y fácil.
El estilo del autor y el ritmo que le imprime a la narración, no permiten que el interés por la historia decaiga en ningún momento, lo cual es admirable y le da ese toque de espontaneidad que al menos yo, aprecio mucho en una lectura.
Hay cuentos de todo tipo y entre todos ellos yo destacaría: La célebre rana saltarina del condado de Calaveras, que fue el primer relato publicado por Twain y también el que le hizo alcanzar cierta notoriedad a nivel nacional, en el que se cuenta la vida de un tipo al que le encantaba apostar por todo. Canibalismo en los vagones del tren, historia de humor negro, donde se narran las peripecias de un grupo de hombres atrapados en un tren sin nada que comer. El periodismo en Tennesse es un hilarante relato que narra de manera exagerada, el estilo de periodismo que se realizaba en aquel estado.
Un sueño extraño, donde mezcla la historia de fantasmas con cierta dosis de crítica. Un cuento medieval, historia sobre intrigas palaciegas con un final sorprendente que te deja perplejo y te arranca una buena carcajada. Como llegué a ser editor de un periódico agrícola, Una aventura curiosa y El robo del elefante blanco, son tres relatos muy divertidos, que en algunos momentos rozan el surrealismo.
Pero mi favorito entre todos quizá sea El diario de Adan y Eva, una pieza magistral en la que a modo de diario, se narran los pensamientos de los dos personajes bíblicos donde no faltan el humor y la ironía en grandes dosis.
Un gigante de las letras.
Mark Twain es un tipo que me hubiera gustado conocer en persona, aunque sólo fuera para poder disfrutar de sus historias in situ, después de leer su biografía te das cuenta de que era una persona con una sed exagerada por la aventura y por adquirir conocimientos, con una mirada muy crítica hacia el mundo que le rodeaba y sobre todo con un humor afilado y certero.
Otra cuestión que me gustaría destacar es lo injusto que me parece que Twain haya sido relegado en los últimos tiempos a ser un autor enfocado al público juvenil, me parece genial que los jóvenes lean a este grandísimo autor, pero los no tan jóvenes no deberían dejar de leerlo, sus trabajos están llenos de sátira, crítica afilada y dobles sentidos, son obras atemporales que forman parte de la cultura literaria mundial.
Esta antología es una buena manera de acercarse a su obra, también existe una muy buena edición titulada Cuentos completos, en la que se recopila toda su narrativa breve y que es todo un deleite para los amantes de la buena literatura.