Llamadas telefónicas

«Un poeta lo puede soportar todo. Lo que equivale a decir que un hombre lo puede soportar todo. Pero no es verdad: son pocas las cosas que un hombre puede soportar. Soportar de verdad».

Historias de perdedores, de amores imposibles y desamores, de poetas y escritores, historias cargadas de nostalgia y de dolor, recuerdos desteñidos, a los que el tiempo ha robado su color.

Así son las historias del chileno Roberto Bolaño, relatos que arrancan de manera trivial, como si el autor estuviera rememorando algunos episodios de su vida, a los que poco a poco va añadiendo detalles ficticios, quizá para hacer más llevadero el dolor o la carga que acarrean esos recuerdos.

En sus páginas abundan los personajes infelices y derrotados, abandonados ya a la desesperanza y al fracaso. Hombres y mujeres rotos, maltratados por la vida y por la gente que se ha cruzado en su camino, que se han instalado en el tedio o en la locura y parecen no querer luchar para cambiar las cartas, que el destino ha barajado para ellos.

Conecto mucho con Bolaño, esa melancolía, dolor y soledad que destilan sus escritos, activa algunos resortes en mi mente y en mi corazón y me deja tocado por unos días, por eso mis acercamientos a su obra suelen ser muy espaciados en el tiempo, pero siempre gratificantes a su manera.

Su estilo, simple y lleno de reflexiones, me contagia y muchas veces me sorprendo pensando, no en lo que me cuenta, si no en episodios de mi vida, que a veces tienen poco o nada que ver con lo que estoy leyendo, pero que por una suerte de empatía o analogía extraña o quizá alquimia literaria, parecen estar relacionados. Quizá sea porque habla de sentimientos, sensaciones y experiencias vitales que todos hemos pasado o pasaremos algún día.

En cualquier caso, este libro de relatos, si bien irregular en cuanto a calidad literaria, bordea la excelencia en el aspecto emocional y al final para mi es lo que importa, que me remueva por dentro y me haga crecer de alguna manera.

El libro consta de catorce relatos, algunos de marcado tinte autobiográfico y entre ellos yo destacaría: Sensini, Henri Simon Leprince, Una aventura literaria, El Gusano, Detectives y Vida de Anne Moore. Son cuentos cortos, así que no quiero comentar nada de ellos, para no desvelar las tramas.

Roberto Bolaño es uno de los grandes escritores latinoamericanos, que por desgracia se fue pronto, esperando un transplante de hígado que nunca llegó.

Nunca sabremos hasta donde habría llegado su genio de haber seguido con vida, lo que si es cierto es que nos dejó un buen puñado de obras maestras, como Los detectives salvajes, Estrella distante o 2666, para deleite de quien quiera acercarse a un escritor diferente, que de adolescente robaba libros de Camus, Rulfo y Pierre Louys en las librerías de México D.F. y que en algunos momentos de su vida llevó una existencia paupérrima, casi de poeta maldito, como esos que pueblan sus historias y que acaban por consumirse en su propio genio y fuego interno, pero que antes de desaparecer nos legan obras sublimes, de esas que trascienden el tiempo y el espacio.

«Un poeta, en cambio, lo puede soportar todo. […] El primer enunciado es cierto, pero conduce a la ruina, a la locura, a la muerte».